El esquema de Ponzi es una de las estafas más famosas y comunes en lo que va de década. Su estructura se basa en hacer promoción de un negocio que genera ganancias gigantes haciendo muy poco, casi como esos freelancers que te ofrecen ser tu propio jefe. De este modo, para poder atraer a más personas, aparecen «beneficiados» que rezan estar ganando muchísimo dinero con dicho negocio para que se corra la voz. A medida en que van entrando las personas al negocio, este se comienza a llenar y todo sale de maravilla, hasta que los recursos escasean y llega el desastre.
Este esquema piramidal en términos de criptomonedas puede ser usado en el supuesto desarrollo de un nuevo criptoactivo, con el que de la mano con una publicidad enagañosa ofrece al usuario invertir todo su dinero con la esperanza de recuperarlo después, logrando que una tercera persona también invierta dinero en esto y de esa forma ir haciendo la ya menciona pirámide. Todo esto con la falsa idea de recuperar el doble o triple de la inversión realizada.
De hecho, en este tipo de esquemas suelen ofrecer cierta cantidad de dinero por meter a alguien en él. Pero, el truco está en que realmente pagan una comisión de lo que invirtió la persona que el implicado metió en el negocio. Por ende, a medida en que vayan llegando nuevas personas a invertir su dinero en este «criptoactivo», parte de esta capital será usada para pagar a los inversores que estaban antes de ellos. En consecuencia, cuando llegue el momento en el que no entren más personas al esquema ponzi, los últimos en invertir habrán perdido todo su dinero, ya que no habrá capital de dónde pagarles.
Podemos simplificarlo de esta manera: «Ernesto (el negocio) roba a Luis (inversor nuevo) para pagarle a Claudia (inversora que estaba antes que él)».
Ante esta situación, Gilles Hervé Tepié recomienda:
Investigar a profundidad el tipo de negocio que se le está ofreciendo.
Hablar con una persona que sea conocedora del tema de estafas con criptomonedas para que estudie la situación.
Nunca invertir de buenas a primeras sin estar seguros de a qué nos estamos enfrentando.
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