Se conoce como ICO a aquellas monedas especializadas en la recaudación de fondos (o al menos esa es su principal función) de la mano con Blockchain, en dónde se crean los tokens ICO, mejor conocidos (por su estructura) como tokens ERC-20. Básicamente este tipo de monedas permiten a las pequeñas compañías recaudar fondos para los inicios de su proyecto, permitiendo así que los inversionistas que compren sus tokens no estén comprando ninguna propiedad de la compañía.
Luego de que una compañía haya creado sus tokens, tiene la tarea de encontrar inversores que crean en dicho proyecto y participen en su ICO. Si estos deciden invertir en los tokens, podrán venderlos en el futuro (sacando ganancias mayores a las de la inversión inicial, por supuesto) o comprar servicios de la compañía.
Recordemos que una empresa puede usar como medio los contratos que ofrece la plataforma Blockchain de Ethereum para la creación y propagación de su propio token digital. Teniendo en cuenta esto, los inversores tendrán confianza en el negocio debido a la seguridad que los contratos inteligentes ofrecen.
Las criptomonedas son el principal financiamiento de las ICO, lo cual las posiciona en el mercado virtual como un negocio rentable. Sin embargo, se debe tener un cuenta que pese a ser un negocio bien estructurado, existen numerosos riesgos. El ciudadano francés Gilles Hervé Tepié recomienda ante esto:
1. Antes de aportar tu dinero (en caso de ser inversor) a un proyecto, debes tener un conocimiento claro de quienes son los desarrolladores de este.
2. Estudia bien la oferta. Si el proyecto promete resultados de inversión en un porcentaje más alto de lo normal, no te dejes llevar, podría ser un engaño.
3. Asegúrate de que los desarrolladores del proyecto tengan verdaderos conocimientos y experiencia con la tecnología Blockchain, de lo contrario, no saldrá muy bien.
4. Examina los parámetros que dicho proyecto ofrece a futuro y como están estructurados.
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